Otoño oscuro para la mayoría de los autónomos

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Según el barómetro realizado por la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos, lo que más ha afectado a los autónomos es la inflación, los impuestos, las cotizaciones y el coste de las materias primas. Asegura estar poniendo en grave riesgo la continuidad de muchos autónomos ya que han registrado un descenso notable en su facturación respecto al año 2022, debido a este aumento desmesurado de los gastos, concretamente, el 75 por 100 de los autónomos asegura estar “igual o peor que hace un año”, tan solo el 25 por 100 indican que su actividad se ha incrementado con relación al año anterior.

A nivel de facturación, el 31,8% de los trabajadores autónomos ha asegurado que su facturación se ha incrementado con respecto a 2022. Tan solo el 4,4% de los autónomos dice que las cifras de su negocio han superado el 20%.

Por otra parte, para un 26,5% de los autónomos la facturación se ha mantenido similar a la del mismo periodo de 2022, mientras que para el 38,9% su facturación ha disminuido en los últimos dos años.

Además la carga administrativa (cada vez más pesada)  a la que los trabajadores por cuenta propia tendrán que hacer frente en octubre, son varios los modelos a los que deben recurrir los autónomos, con unas fechas delimitadas y tenemos, entre otros:

– 2 de octubre: debe quedar marcado en el calendario como la finalización del plazo para presentar los modelos 360 y 361, aquellos destinados a solicitar la devolución del IVA del año previo.

– 20 de octubre, día hasta el que se puede presentar la autoliquidación del IVA del tercer trimestre con el modelo 303 (o 309 para las liquidaciones no periódicas).

– 30 de octubre: fecha límite para entregar la autoliquidación del IVA en base al modelo 303.

Además, una de las principales preocupaciones entre los autónomos españoles es el elevado coste de la cuota, que puede suponer una carga significativa para muchos profesionales. Mientras que en España la cuota mínima asciende a 294 euros mensuales, otros países europeos cuentan con sistemas de cotización diferentes y más flexibles.

En Portugal, el modelo de cotización para autónomos se basa en la proporción de sus ingresos. La Seguridad Social lusa calcula el 70% de la media de ingresos de cada trimestre y aplica un 21,4% de impuestos. Las cuotas en Portugal varían según los ingresos percibidos, oscilando desde un mínimo de 20 euros mensuales para aquellos sin ingresos hasta un máximo de 1.138,14 euros para aquellos con mayores facturaciones.

En el Reino Unido, los autónomos se dividen en dos categorías: Clase 2 y Clase 4, en función de sus ingresos. Los de Clase 2 son aquellos que tienen unos ingresos anuales entre 6.515 y 9.569 libras y pagan 3,05 libras semanales, unos 14,68 euros al mes. Por su parte, los de Clase 4 pagan el 9% de sus ingresos si ganan entre 9.569 y 50.270 libras al año, es decir, entre 11.507 y 60.451 euros al año.

En Francia, los autónomos están exentos de pagar cuota durante el primer año de alta. Luego, se abona el CFE, equivalente al IRPF español, cuyo monto varía según la actividad y el volumen de negocio. Los autónomos dedicados a actividades comerciales pagan el 12%, mientras que aquellos en servicios o actividades liberales colegiadas o no pagan el 22%.

En Italia, hasta el año pasado, los autónomos pagaban impuestos sobre la renta basados en sus ingresos. Sin embargo, desde entonces se estableció un nuevo sistema por tramos, similar al que hay actualmente en España. En este caso, los autónomos que ganan 4.800 euros anuales o menos están exentos de pagar impuestos.

En Alemania, los autónomos son responsables del pago del IRPF, pero a diferencia de los trabajadores por cuenta ajena, no tienen retención directa de su salario para la pensión. Los beneficios de los autónomos alemanes están sujetos al impuesto sobre la renta de manera progresiva, con tasas que oscilan entre el 14% y el 45%.

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